Pocas palabras han sido tan sistemáticamente malinterpretadas en España como yihad. No solo por tertulianos y medios sensacionalistas, sino también —y esto es mucho más preocupante— por jueces, abogados del Estado, fiscales y responsables de seguridad que deberían estar obligados a conocer el significado real de los términos con los que se trabaja jurídicamente.
Hoy en RifPost desmontamos el mito. Porque ya es hora de decirlo claro: repetir que la yihad es una “guerra santa” es ignorancia en el mejor de los casos y manipulación ideológica en el peor.
✅ ¿Qué significa yihad según la RAE?
Según el Diccionario de la Real Academia Española, yihad se define como:
“Esfuerzo que los musulmanes deben realizar para vivir conforme a las normas del islam. En determinadas circunstancias, puede entenderse también como una guerra santa.”
Aunque esa última frase (“guerra santa”) es la que se repite hasta la saciedad, la RAE aclara que su significado principal es esfuerzo espiritual y moral. Aun así, la prensa y muchas sentencias judiciales solo recogen esa segunda parte, sin contexto ni precisión.
¿Qué significa realmente la yihad en el islam?
En árabe, yihad (جهاد) proviene del verbo jahada, que significa “esforzarse”. Se refiere a cualquier esfuerzo sincero por avanzar en el camino del bien. Hay dos formas reconocidas en la tradición islámica:
1. La yihad mayor (al-yihad al-akbar): La lucha interna por mejorar como ser humano, vencer al ego, actuar con justicia, paciencia, compasión, honradez y rectitud. Esta es la verdadera guerra interior que exige disciplina diaria.
2. La yihad menor (al-yihad al-asghar): El derecho legítimo de defensa cuando una comunidad musulmana es agredida, regulado bajo normas estrictas. Nunca implica atacar a inocentes. El Corán y los hadices prohíben expresamente la violencia contra civiles, mujeres, niños o religiosos de otras confesiones.
❌ ¿Entonces por qué se insiste tanto en decir que es “guerra santa”?
Porque conviene políticamente.
El término “guerra santa” ni siquiera existe en el islam. Es una expresión acuñada en Europa para describir las cruzadas cristianas. Sin embargo, esa misma expresión ha sido asociada erróneamente al islam, especialmente desde el 11-S, y utilizada como justificación de políticas securitarias, islamofóbicas y represivas.
Lo grave es que incluso en resoluciones judiciales se ha visto cómo se usa la palabra yihadista como sinónimo de “terrorista islámico”, sin ninguna distinción ni análisis teológico, como si se tratara de una doctrina oficial. Y no lo es.
⚖️ ¿Cómo tergiversan los jueces e instituciones el concepto?
Algunos ejemplos:
En sentencias de la Audiencia Nacional, se han dictado condenas donde el término yihad se asocia automáticamente con radicalización, sin distinguir entre su uso tradicional y la manipulación ideológica que hacen de él los extremistas.
En protocolos policiales y de inteligencia, se cataloga a cualquier joven musulmán que hable de “hacer yihad” como potencial sospechoso, aunque lo haga refiriéndose a su esfuerzo por dejar las drogas, estudiar o mejorar su carácter. Así de grave es el malentendido.
En medios de comunicación, titulares como “detenido por promover la yihad” convierten a millones de creyentes honestos en criminales por el simple uso de una palabra que, en su contexto original, es un valor.
Esto no es solo desinformación. Es islamofobia institucionalizada, y representa un peligro real para la convivencia, la justicia y los derechos fundamentales.
¿Qué dice la UNESCO y los expertos internacionales?
En su informe «Islam and Peace» (UNESCO, 2002), se recoge:
“La yihad, en su forma auténtica, representa un esfuerzo individual y colectivo por alcanzar la verdad, la justicia y la paz, y no debe ser confundida con actos de violencia perpetrados por minorías extremistas«
También figuras académicas como Tariq Ramadan, John Esposito (Universidad de Georgetown) o Karen Armstrong han escrito extensamente sobre el secuestro del término yihad tanto por los extremistas como por sus enemigos políticos.
Ejemplo de una yihad auténtica: la yihad del conocimiento
Mientras algunos usan esta palabra para justificar odio, millones de musulmanes hacen yihad cada día estudiando, criando con amor, superando injusticias o luchando contra la pobreza.
Una mujer musulmana que trabaja limpiando casas mientras estudia por las noches para sacar adelante a sus hijos está haciendo yihad.
Un joven que deja atrás las malas compañías y decide seguir un camino de disciplina y propósito está haciendo yihad.
Un anciano que resiste la enfermedad orando, perdonando y siendo ejemplo para los suyos, también.
Esa es la yihad que no sale en los telediarios. Pero es la verdadera.
Conclusión: recuperar el sentido, rechazar el prejuicio
Desde RifPost alzamos la voz con firmeza: basta ya de criminalizar palabras y comunidades por ignorancia o por cálculo político.
Yihad es un término noble, profundo y espiritual. Quien lo utilice para justificar la violencia está traicionando su esencia.
Y quien lo reduzca a terrorismo desde la ignorancia institucional, también.
Es hora de recuperar el lenguaje.
Es hora de educar.
Es hora de exigir responsabilidad a quienes tienen en sus manos la justicia y la información.
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