Por: Redacción RifPost | Especial Leyendas del Rif

Mucho antes de que nombres como Zidane, Salah o Hakimi captaran la atención mundial, un marroquí ya deslumbraba a Europa con su clase, elegancia y visión de juego. Su nombre: Larbi Ben Barek, conocido también como La Perla Negra. Nació en Casablanca en 1917 y cambió la historia del fútbol para siempre. Su legado no solo es una joya del deporte, sino también un símbolo del orgullo marroquí y magrebí.

De los barrios de Casablanca al Olimpo del fútbol europeo

Larbi no tuvo una infancia fácil. Creció en los humildes barrios de Casablanca, donde el fútbol no era un deporte… era un lenguaje. Su talento innato le abrió las puertas del US Marocaine, y muy pronto el Olympique de Marsella puso sus ojos en él. Era 1938, y un marroquí llegaba a la primera división francesa. Inédito. Histórico.

Desde el primer minuto, Ben Barek cautivó a todos con su toque, su regate y su inteligencia en el campo. Pronto sería fichado por el Stade Français, pero fue en el Atlético de Madrid donde dejó una huella imborrable.

El “Dios del fútbol”, según Pelé

Larbi Ben Barek jugó en el Atlético entre 1948 y 1953, ganando dos Ligas españolas (1949-50 y 1950-51). En una época en la que los africanos apenas tenían presencia en Europa, Larbi no solo jugaba… dominaba.

Pelé, considerado por muchos el mejor jugador de todos los tiempos, dijo una vez:
«Si yo soy el Rey del Fútbol, entonces Ben Barek es el Dios.»

¿Te lo imaginas? Un brasileño reconociendo que el verdadero pionero fue un marroquí nacido en Casablanca.

Más francés que los franceses

Aunque era marroquí de corazón y sangre, Ben Barek también representó a la selección nacional de Francia. Jugó 18 partidos y marcó 5 goles. Francia lo veneraba, pero Marruecos lo llevaba en el alma.

Años más tarde, la FIFA le concedió la Orden del Mérito, y hasta el día de hoy su nombre figura entre los grandes pioneros del fútbol mundial.

¿Por qué nadie te lo contó antes?

Tal vez porque la historia la escriben los que tienen el micrófono… pero ahora tú también la conoces. Ben Barek no es solo una leyenda del fútbol. Es un símbolo del orgullo rifeño, magrebí, africano y árabe. Un hombre que rompió barreras mucho antes de que el mundo estuviera listo.

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