Manifestantes en contra del genocidio de Israel. EUROPA PRESS




¿Sabes esa sensación de que alguien está tratando de meter miedo para tener siempre la última palabra? Pues prepárate, porque tenemos todo un guion digno de película barata.

Ayer nos despertamos con el bombazo de Gaceta: la “violencia de la extrema izquierda proHAMÁS” obligaba a cancelar la última etapa de la Vuelta Ciclista. Sí, según ellos, radicales lanzaron vallas, botellas, cargas policiales, en fin: caos total, deporte herido, ciudadanos aterrorizados. 🥶

Pero espera un momento, que las cámaras no mienten… o sí, dependiendo de quién pague la cuenta.


Deconstruyendo el relato

1. ¿Quién decide “extrema izquierda proHAMÁS”?
Esa etiqueta aparece como si se imprimiera directamente desde el laboratorio de teorías conspiratorias. Nadie aporta prueba visual o testigo claro que diga: “yo me manifiesto en nombre de HAMÁS”. ¿Cuántas protestas en España se han vuelto virales por el cartel o por el eslogan antes que por la causa real? Muchísimas.


2. El famoso peligro para los ciclistas
¿Se suspendió una etapa que pasa por ciudad, con público, con cortes de tráfico, con seguridad? Pues sí. ¿Ocurrió algo excepcional que la policía no pudiera prever? No hay vídeos masivos de ciclistas intentando esquivar botellas ni de vallas gigantes volando hacia sus cabezas. Muchos medios obedecen el guion: “peligro”, “violencia”, “tenerazgo de víctimas”. Pero los testimonios reales apuntan más a molestias y tensiones que a situaciones de riesgo verdaderamente extraordinarias.


3. Policías que cargan — ideal para sembrar justificación
Atención: siempre aparece la “carga policial” para mostrar que la situación “se les fue de las manos”. Carga tras lanzamiento de botellas, etc. Pero… ¿cuántas manifestaciones pacíficas acaban con cargas si el dispositivo de seguridad piensa que “podría pasar algo”? Eso ya se ha vuelto un clásico del storytelling mediático: tu provocas, nosotros cargamos, la culpa es tuya.


4. “ProHAMÁS” suena fuerte, alarma global
Poner HAMÁS en el titular* garantiza que tu público más sensible a las noticias de terrorismo reaccione con indignación antes de pensar. Porque “extrema izquierda” suena feo, y “proHAMÁS” suena peligroso, suena bandera, suena conspiración. Perfecto combo para titulares clickbait.


Lo que probablemente pasó

Un grupo de manifestantes criticó a Israel o mostró solidaridad con Palestina — algo que sucede con frecuencia en Madrid.

Hubo cánticos, pancartas, tensión verbal, quizá provocaciones menores.

El dispositivo policial se puso en alerta, cerraron vallas preventivamente, algunos botellazos (o al menos eso se dice), y para prevenir males mayores decidieron cancelar la etapa.

Algunos medios, con poco interés en matizar, aprovecharon para convertir “molestias legítimas” en “graves atentados contra la paz pública” y “extrema izquierda proterrorista”.



Preguntas que nadie responde

¿Se identificó públicamente a alguien como “proHAMÁS” y qué pruebas lo confirman?

¿Fueron los manifestantes realmente violentos, o simplemente provocados por la presencia policial, las vallas o la gestión del evento?

¿Cuánta responsabilidad tiene la organización de la Vuelta en prever contingencias si protestas políticas están tan presentes últimamente?

Y lo más importante: ¿para qué sirve titular así? ¿Informar? ¿Alarmar? ¿Polarizar?


A veces la “violencia” mediática pesa más que los adoquines de la calle. Y en esta historia parece que ya estaba todo preparado: buscar el chivo expiatorio, usar la palabra “terrorismo”, cancelar un evento popular y echar culpas—sin pruebas contundentes que justifiquen tanto dramatismo.

Porque al final, lo que duele no son las botellas (que quizá sí hubo), lo que duele es la narrativa: si algo sale mal, ya sabemos a quién culpar. Y muchas veces ese “a quién” termina siendo todo el que osa levantar una pancarta.

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