Una travesía histórica desde Barcelona
El 31 de agosto, la Flotilla Global Sumud zarpó desde Barcelona en lo que ya es la mayor acción ciudadana contra el bloqueo ilegal de Gaza. Más de 50 barcos y delegaciones de 44 países se unieron con un único objetivo: llevar alimentos, medicinas y esperanza al pueblo palestino.
El cinismo de la propaganda israelí
Mientras las embarcaciones cargadas de ayuda humanitaria navegan con banderas de paz, Israel y sus voceros las presentan como una “amenaza” o un acto “terrorista”. Una narrativa grotesca que pretende justificar lo injustificable: bombardear barrios civiles y asfixiar con hambre a toda una población. El verdugo que se disfraza de víctima repite su guion, pero el mundo ya no se lo cree.
Sumud: resistencia que incomoda
La palabra Sumud significa perseverancia, firmeza, resistencia inquebrantable. Y eso es lo que representa esta flotilla: la tenacidad de un pueblo que se niega a desaparecer y de quienes, desde distintos rincones del planeta, han decidido no ser cómplices del silencio. La travesía incomoda a Europa y su doble moral: discursos de derechos humanos de día, silencio ante la ocupación de noche.
Humanidad frente a las armas
La contraposición es brutal: barcos que transportan ayuda humanitaria frente a barcos de guerra que transportan muerte. La flotilla no es una provocación, es un espejo que refleja las contradicciones de un sistema internacional donde la solidaridad se criminaliza y la barbarie se normaliza.
Un faro para el mundo
Desde RifPost, rendimos homenaje a todos esos hombres y mujeres que arriesgan su libertad y su vida para decirle al mundo que Gaza no está sola. Su coraje es un faro en medio de la oscuridad. A ellos, respeto y gratitud. A los responsables del bloqueo y la masacre, repulsión y condena.
La Flotilla Sumud no es solo un viaje por mar: es un recordatorio de que Palestina sigue siendo la brújula moral del mundo, y que cada ola golpeando sus barcos lleva un mensaje: la justicia no puede ser bloqueada.
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