
Muchos musulmanes se esfuerzan por ganar dinero solo de forma física, pensando que más trabajo duro o largas horas son la única vía para aumentar sus ingresos. Creemos que nuestro sueldo o negocio es la fuente de nuestra riqueza, o que con du’as constantes pidiendo dinero finalmente llegará la abundancia. Sin embargo, desde una perspectiva espiritual islámica, el dinero es energía y el verdadero origen de la provisión (rizq) es Allah. Uno de Sus nombres es Ar-Razzaq, El Sustentador, quien provee a quien quiere, independientemente del esfuerzo físico.
Si el dinero dependiera únicamente del trabajo, ¿no ganaría más un conserje que trabaja incansablemente que un director ejecutivo con una vida cómoda? Claramente, hay algo más en juego. La riqueza material fluye desde lo invisible (ghayb) hacia lo visible, conforme a leyes espirituales. Como dijo el gran sabio Ibn ‘Arabi: “Todo lo que ves es sombra de lo invisible. Para cambiar lo que ves, debes cambiar tu relación con lo invisible.” En otras palabras, para cambiar nuestra realidad financiera externa, primero debemos ajustar nuestro estado interno y nuestra conexión con Allah, la fuente de toda abundancia.
Allah es la fuente de la provisión (Ar-Razzaq)

هو Corán y la Sunnah nos enseñan que Allah es quien determina nuestro sustento. Allah no nos promete “si trabajas más horas, recibirás más”, sino que nos recuerda que Él es Ar-Razzaq, el Proveedor. El dinero, en esencia, no es simplemente números ni billetes, sino una energía que Allah nos envía a través de medios a veces insospechados. Preocuparnos excesivamente por las cifras en la cuenta bancaria es enfocarnos en el resultado final en vez de en la causa verdadera. Cuando miras tu saldo, estás viendo la última etapa de tu rizq; ese dinero es el reflejo material de un estado energético y espiritual previo. Si alineas tu energía con las leyes divinas, la abundancia fluye casi de forma natural. Pero si tu estado interno está fuera de sintonía (dominado por el miedo, la avaricia o la ingratitud), estarás bloqueando el flujo.
Allah ya ha decretado cuánto recibirás, “está en Él, no en ti”. Tu trabajo es más bien alinearte con el caudal de riqueza que Allah ya escribió para ti. ¿Cómo logramos eso? A través de la presencia, la confianza absoluta en Él y la gratitud – estados interiores que actúan como imanes para el rizq.
Confianza en Allah (tawakkul) y presencia en el momento
La confianza plena en Allah, o tawakkul, es fundamental para atraer la abundancia. Cuando vives en un estado de constante ansiedad por el dinero o de miedo a la escasez, esa energía de miedo “congela” el flujo de la abundancia. En cambio, cuando confías sinceramente en que Allah te cuida, tu energía “fluye” en armonía con la provisión que Él envía. Como expresó el sabio Shams Tabrizi: “Naciste con potencial, bondad y confianza; no naciste para tener miedo.” El miedo estanca la energía, mientras que la confianza la libera.
Imagina que el mundo es como un río: cuanto más persigues el dinero desesperadamente, más parece alejarse de ti, como una corriente que se te escapa de las manos. Pero cuanto más te detienes en presencia y te apoyas en tawakkul, más el río de la riqueza te acerca sus aguas. En otras palabras, dejar de “correr tras el dunya” hace que las bendiciones del dunya corran hacia ti. Por eso dijo el Sheikh Abdul Qadir Al-Jilani: “No corras tras el mundo; si te vuelves hacia Allah con un corazón limpio, el mundo correrá hacia ti.”
El ejemplo definitivo de tawakkul lo dio nuestro Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él). Él enseñó: “Si realmente confiarais en Allah con plena certeza, Él os proveería como provee a las aves: salen por la mañana hambrientas y regresan llenas al final del día”. Las aves no se quedan paralizadas por la preocupación ni acumulan ansiosamente; simplemente viven su día confiando en el sustento de Allah, y nunca les falta. Observa que ellas no hacen du’a pidiendo comida cada mañana; su mera existencia confiada es una súplica en acción. Del mismo modo, cuando encarnas la confianza, estás elevando una súplica silenciosa pero poderosa. El corazón presente y confiado en Allah “ora” constantemente, incluso más que la lengua. Como dijo Shams Tabrizi, “No busques a Allah con voces fuertes… No son tus palabras las que Le alcanzan, sino tu ser.” Cuando tu ser descansa en la certeza de que Allah cuida de ti, envías una energía de abundancia que, por la ley divina, debe manifestarse en tu vida.
La gratitud: sintoniza tu energía con la abundancia
Otro pilar para atraer el rizq es la gratitud sincera. La gratitud no es solo decir “gracias” de forma mecánica, es un estado del corazón. Piensa en la gratitud como una frecuencia energética en la que te puedes sintonizar. Cuando verdaderamente te sientes agradecido, tu corazón se expande y esa expansión te hace receptivo a más bendiciones. Por el contrario, cuando te quejas constantemente o vives en insatisfacción, estás contrayendo tu capacidad de recibir, enviando al universo (y al Creador) la señal de “no tengo, me falta”. El sabio Ibn Ata’illah Al-Iskandari aconsejaba: “No digas: ‘¿Dónde está mi provisión?’ cuando la puerta de la gratitud permanece cerrada.” Primero abre la puerta de la gratitud, y verás cómo entra la provisión por sí misma.
Ser agradecido en la práctica equivale a decirle a Allah con tu actitud: “Ya estoy recibiendo Tus favores, estoy listo para más”. En cambio, la queja o la ingratitud es como proclamar: “Estoy en carencia… no puedo recibir”, bloqueando así el flujo. Esta mentalidad de escasez es en sí una ilusión, porque en realidad Allah nos está cuidando en cada instante aunque no siempre lo notemos. La aparente falta es a veces una prueba o un espejismo; la escasez es un velo que oculta la abundancia que Allah siempre tiene disponible. Los grandes amigos de Allah entendieron esto y por eso vivían con tranquilidad interior y abundancia exterior, sin apego. Se cuenta que el maestro sufí Al-Kharaqani, cuando le preguntaron cómo podía sobrevivir sin un trabajo, respondió: “Porque le vendo al Único que compra sin moneda.” Quería decir que él ponía toda su confianza en Allah y hacía “negocios” solo con Él. Esa pura confianza (tawakkul) abría puertas de sustento inesperadas en su vida.
En resumen, fuiste creado para “encarnar” la abundancia, no para perseguirla. Si adoptas un estado interno de plenitud – confianza inquebrantable y gratitud – Allah hará que tu realidad material refleje esa plenitud. Por el contrario, si vives dominado por miedo y queja, Allah puede permitir que sigas en esa estrechez, no por castigo sino para que aprendas lo que ocurre cuando uno no se alinea con la Verdad de Su generosidad. Cambia tu interior y Allah cambiará tu exterior. A continuación, veamos pasos prácticos para cultivar esta energía de abundancia en tu día a día.
Pasos prácticos para atraer la abundancia (rizq)

- Practica la presencia y el tawakkul cada mañana: Comienza tu día recordando a Allah apenas despiertes. Dedica unos momentos a la presencia divina: siéntate en silencio, respira profundo y siente que Allah te está cuidando en cada instante. Haz una afirmación de confianza recitando: «Hasbi Allah, la ilaha illa Huwa» (Allah me basta; no hay divinidad excepto Él). Repite estas palabras con calma y convicción, dejando que impregnen tu ser. Esta frase es poderosa porque declara que Allah es suficiente para ti; te ayudará a disipar cualquier ansiedad financiera al empezar el día con el corazón confiado. Visualiza que te entregas a Allah y que Él proveerá lo que necesites hoy, igual que cuida de las aves.
- Haz un ejercicio de gratitud cada noche: Antes de dormir, entra en un estado de agradecimiento consciente. Por ejemplo, puedes decir Alhamdulillah (¡Gracias a Dios!) 33 veces con atención plena. Repasa mentalmente todas las bendiciones grandes y pequeñas que recibiste durante el día – desde la comida en tu mesa hasta la habilidad de respirar, desde ese ingreso que te llegó hasta las oportunidades que se presentaron. Saborea esa sensación de gratitud mientras te duermes. Este hábito nocturno entrenará tu corazón a ver la abundancia presente, en lugar de la carencia, preparando el terreno para recibir más. Como dice el Corán, «Si sois agradecidos, os daré más» (Ibrahim 14:7).
- Repite afirmaciones de confianza a lo largo del día: Cuando surjan preocupaciones sobre el dinero o el futuro, contrarresta esos pensamientos en el momento. Puedes susurrar para ti mismo frases como «Confío en Allah, Él es mi Proveedor» o «Allah siempre cuida de mí, el sustento vendrá a su debido tiempo». Estas afirmaciones, dichas desde el corazón, te devuelven al estado de tawakkul en medio de las actividades diarias. Incluso una breve pausa para recordar Hasbi Allah en mitad del estrés puede recentrarte en quien realmente controla la situación. Mantener esta conversación interna positiva y basada en la fe eleva tu energía y disipa el miedo.
- Da caridad con intención positiva: Cultiva el hábito de dar (sadaqa), aunque sea una pequeña cantidad, con una mentalidad de abundancia. Cuando des dinero en caridad o ayudes a alguien, no lo sientas como pérdida, sino como una circulación de energía. Ten la intención de que tu aporte se multiplique en bien, tanto para el receptor como para ti. Por ejemplo, al dar unas monedas o realizar una obra benéfica, di en tu mente: “Oh Allah, doy esto por Ti con amor, sabiendo que nada se pierde ante Ti. Haz llegar esta energía a quien la necesita y reponla de la forma que Tú quieras.” Dar con amor y confianza rompe la sensación de escasez porque te pone en posición de quien ya tiene para dar. Y por una ley espiritual y coránica, Allah siempre devuelve mucho más de lo que uno da, de maneras inesperadas. Observa cómo, cuando das sinceramente, la prosperidad termina encontrándote de vuelta.
En conclusión, deja de perseguir al dinero desesperadamente y comienza a perseguir a Allah — es decir, busca Su cercanía, cumple Sus principios y confía en Él con todo tu ser. Cuando alineas tu estado interno con la Verdad divina, verás que la riqueza y las oportunidades comenzarán a perseguirte a ti. Al fin y al cabo, el dinero es solo una forma de energía, y Allah es la fuente de toda energía y bendición. Si cuidas tu espíritu – con presencia, confianza y gratitud – estarás abriendo las compuertas para que el río de la abundancia, decretado por Allah, fluya sin obstáculos hacia tu vida. ¡Confía en Él, agradece sinceramente y observa cómo Allah, Ar-Razzaq, te envía el rizq desde donde menos lo esperas!
Sobre el autor:
El Ouazghari Mohamed se incorpora a la sección de Espiritualidad de ريف بوست.كوم con una visión clara y práctica sobre cómo integrar las enseñanzas islámicas en nuestra vida cotidiana. Con un enfoque accesible y enriquecedor, El Ouazghari busca guiar a los lectores hacia una vida más plena y conectada espiritualmente. Sus artículos ofrecen herramientas claras, prácticas y profundas para fortalecer nuestra confianza en Allah, mejorar nuestra relación con la abundancia y vivir desde la autenticidad y el equilibrio espiritual.
¡Te damos la bienvenida, El Ouazghari! Esperamos que sus palabras y reflexiones sean fuente de inspiración y crecimiento para toda nuestra comunidad.
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